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    El miércoles tocó ante 5.000 personas, que lloraron con su versión del Himno Nacional. También visitó el Mu-ro de los Lamentos y se emocionó profundamente. Después, habló con Clarín de "una experiencia increíble".

    Misión Israel


    A punto de subir otra vez a escena, esta vez en un pub de Tel Aviv, el Barbie, donde también tocan las estrellas locales, Charly García hace con Clarín su balance de esta visita que, confiesa, lo conmovió más de lo que esperaba. "Fue el lugar más alejado al que llegué en toda mi carrera para tocar, y la verdad es que me partió la cabeza, la onda de la gente, la emoción de los argentinos que viven acá, los lugares". ¿Te lo esperabas? "Me lo venían diciendo, y lo empecé a presentir cuando llegamos, pero una cosa es cómo te lo imaginás, y otra es cómo lo vivís. No te das cuenta hasta que no ves a tanta gente junta llorando en Israel cuando tocás el Himno, o Canción para mi muerte. Eso me conmovió muchísimo".
    Asegura que el miedo por venir a un lugar de conflicto no jugó papel alguno en su decisión. "No, no tuve miedo en absoluto. Por televisión, en la Argentina se ve sólo lo malo, que es lo mismo que pasa con la Argentina, con cosas que se ven desde afuera y después cuando mirás más de cerca te das cuenta que no son tan así".
    En general, los judíos suelen mamar desde chiquitos lo que simboliza el Muro de los Lamentos, y al verlo por primera vez se emocionan hasta las lágrimas. A Charly, sin ser judío, le pasó algo parecido, al punto de sorprender a la gente de su propio equipo. "Fue algo muy raro", intenta explicar ahora el cantante. "Sentí una emoción muy grande, es como que te das cuenta de un montón de cosas, la historia, la sabiduría, me movilizó la energía que tiene ese Muro, es algo que la gente que no lo vive no lo puede entender porque a cada persona le pega de modo único, y a mí me pasó algo que no me había ocurrido jamás en mi vida".
    Desde afuera no pareció que lo hubiera conmovido tanto el premio honorífico que recibió, cuando el Centro Shimón Peres por la Paz lo nombró Embajador de la Paz por la Juventud. "Al contrario", responde. "Fue una de las razones que me hicieron sentir unas ganas tremendas de venir. Recibir un premio siempre es importante, porque es un reconocimiento que tiene que ver con las letras, con la historia musical de uno, y eso es siempre un orgullo. Más todavía si tiene que ver con los derechos humanos".
    A nivel operativo, el cargo que acaba de asumir Charly lo va a llevar al intercambio de información sobre las actividades y proyectos del Centro Peres por la Paz, centrados en promover el entendimiento entre palestinos e israelíes con vistas a la paz. "Más allá de eso, quedamos en que cuando yo vaya a tocar a Miami, o a otros lugares donde el Centro tiene participación, me van a proponer hacer cosas juntos", detalla.
    Viniste a Israel transformado y eso se notó en el escenario. ¿Te vas más transformado todavía?
    No, bueno, la transformación es un proceso, uno va tratando todos los días un poquito más, de ir mejorando, aportando creatividad y conocimiento, creciendo. Me voy habiendo vivido una experiencia increíble y con muchas ganas de volver a Israel en el futuro.