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    Filas kilométricas y tumultos se formaron en Sao Paulo frente a los principales puntos de venta de las entradas para los dos últimos conciertos de la gira mundial de Madonna, que concluirá el 20 de diciembre en esta ciudad brasileña.


    Filas kilométricas y tumultos se formaron en Sao Paulo frente a los principales puntos de venta de las entradas para los dos últimos conciertos de la gira mundial de Madonna, que concluirá el 20 de diciembre en esta ciudad brasileña. La venta de ingresos en Sao Paulo comenzó el 3 de septiembre y desde temprano las taquillas se llenaron de personas, algunas de las cuales acampaban frente a las mismas desde hace cinco días con la esperanza de asegurarse un boleto y evitar que se repitiera el caos que precedió la comercialización del concierto de Río de Janeiro. 
    En la metrópoli carioca, donde la cantante actuará el 14 de diciembre del mismo mes, las 75 mil localidades del estadio Maracaná salieron a la venta el pasado lunes y se agotaron al inicio de la noche del martes, después de muchos problemas de organización y el colapso de la página de internet en la que se vendían. Los problemas en la comercialización de los boletos podrían incluso terminar en los tribunales. La asociación de defensa del consumidor de Sao Paulo anunció que va a denunciar a la empresa organizadora, Tickets for Fun, por el cobro irregular de una tasa del 20 por ciento para las entradas vendidas en las taquillas. 
    Según el organismo, el cobro de estas tasas es ilegal si no está acompañado de alguna ventaja como el envío a domicilio. La Fundación de Protección y Defensa del Consumidor (Procon) paulista incluso se plantea abrir otro proceso por la incapacidad de la empresa para atender a los cientos de miles de personas que vieron frustrados sus intentos de adquirir sus boletos por internet o por teléfono, al toparse con las líneas colapsadas. 
    A pesar del cobro de esta tasa, los miles de aficionados de la cantante estadounidense, agotaron las entradas más caras para los conciertos paulistas, las del área preferencial, que alcanzaban el valor nominal de 600 reales (unos 360 dólares), cifra que supera en casi el 50 por ciento a un salario mínimo en Brasil. No obstante, este precio es pequeño en comparación con el que piden los revendedores por este tipo de boletos, que asciende a mil 500 reales (casi 900 dólares), según averiguaron medios locales. La acción de los revendedores, que ha indignado a los brasileños, había intentado ser cohibida mediante la limitación de la venta de entradas por persona.